Con la política económica mercantilista implementada en diferente países y tiempos más o menos comprendidos el siglo XVI y XVIII, surgen descontentos por la implementación de las medidas económicas que repercuten en situaciones sociales adversas sobre de una buena parte de la población. Las ideas del mercantilismo no representan los intereses del proletariado industrial urbano que surge y se desarrolla en esa época, es así que en las condiciones del alto feudalismo aparecen concepciones que reflejan las aspiraciones a una vida mejor de los grupos de pequeños artesanos, de los aprendices y de los campesinos sin tierras, que eran explotados por los señores feudales, la Iglesia y por los comerciantes al por mayor.
Hasta el siglo XIX, el utopismo estuvo confinado a elucubraciones filosóficas o literarias. Se puede comenzar en la concepción del paraíso perdido, en la Biblia cristiana, hasta la Edad de Oro en la mitología griega y romana. Pero a menudo se señala a La República, de Platón, como el primer planteo literario-filosófico de una comunidad ideal.
Ya hacia el Renacimiento, Tomás Moro escribe su famosa novela Utopía (1516), que inventa el término que nombrará a esta corriente del socialismo. Otras utopías literarias son La ciudad del sol (1602), de Tommaso Campanella; Código de la naturaleza (1755), de Morelly;Foción (1763), de Gabriel Bonnot de Mably.
Los teóricos del Socialismo Utópico, parten del análisis de la sociedad, deducen la injusticia de la sociedad de clases y denuncian los abusos y los defectos del sistema capitalista, proponiendo una organización económico- social más justa, más equitativa, que beneficie a la sociedad. Combaten la
"explotación del hombre por el hombre". Estos socialistas utópicos todavía no actúan como representantes de los intereses del proletariado, solo se limitan a reflejar el inicio de la situación de la producción capitalista y proponen medios pacíficos para solucionarla.